Un sistema de transporte eficiente y de calidad, que integra los diferentes modos, fomenta el sector productivo y promueve beneficios para toda la sociedad. En Brasil, el modal de carretera tiene la mayor participación en la matriz de transporte, concentrando aproximadamente el 61% de movimentación de carga y 95% de pasajeros. Estos datos subrayan la importancia de la infraestructura vial para el desarrollo del país y para garantizar los derechos fundamentales de sus ciudadanos.
Alrededor del 59% de las carreteras federales pavimentadas tienen algún tipo de problema y el costo del transporte aumenta casi un 30% debido a estas deficiencias. Las conclusiones son de la encuesta sobre las condiciones actuales de la red de carreteras brasileña, publicada el martes pasado (22), por la Confederación Nacional de Transporte - CNT.
Esta edición encuestó 108.863 kilómetros de carreteras pavimentadas, que cubren todas las carreteras federales. Solo se pavimentan 213,453 kilómetros de carreteras, lo que corresponde al 12.4% de la extensión nacional total.
El índice de calidad apunta a la región sudeste en primer lugar, con un 52.5% de malla pavimentada evaluada entre buena y buena, seguida por el sur, noreste, sur y medio oeste. La región norte ocupa el último lugar, con solo el 23,3% de las evaluaciones satisfactorias. En un análisis individual por estado, Alagoas se destacó con el mejor resultado nacional, con 86.4% de calificaciones positivas, dejando atrás a São Paulo, que con 81.8% cayó al segundo lugar en el ranking, a pesar de haber avanzado también en calidad El peor resultado es de Amazonas, con su totalidad de carreteras con calificaciones negativas.
En 2019, las condiciones de la malla pavimentada se deterioraron. Y la crisis fiscal que atraviesa el país desencadena la señal de advertencia sobre el mantenimiento de la red y la capacidad de expansión. El desarrollo completo y sostenible de un país está directamente relacionado con su infraestructura de transporte, que tiene la capacidad de mover una nación, conectar personas y lugares e impulsar la economía. Y Brasil, un país continental, no escapa a esta máxima. Sin embargo, queda mucho por hacer en lo que respecta a la inversión.
La priorización del sector en las políticas públicas y una mayor eficiencia de gestión son esenciales para reducir problemas, aumentar la seguridad y evitar el desperdicio. Toda la sociedad paga el precio de una infraestructura de transporte ineficiente. Si la carretera tiene problemas, hay más consumo de combustible y más desgaste del vehículo. Esto genera costos, que aumentan el valor de los productos. Además, está la cuestión de los accidentes de tráfico, que cobran vidas y son una carga para el estado.